Día 620, lunes
Era un lunes cuando lo anunciaron. Raily lo comunicó a bocajarro. El Presidente estaba en camino. El día de su llegada sería no laboral. La noticia iluminó el rostro de todos en el campamento. ¡Verían al Presidente y encima descansarían un día extra! Para Takeshi, cuya vida se había vuelto insoportable tras la muerte de Garfield, la llegada del Presidente le importaba un comino. Desde su separación con Sarah se sentía triste, cansado. Únicamente tenía ganas de huir pronto de ahí. La mayoría de las veces soñaba que tomaba a Sarah muy fuerte de la mano y juntos corrían por entre las montañas. Incluso su relación con Willy Pacote se había visto afectada y tenía la extraña sensación de que Raily lo miraba siempre con desconfianza. Takeshi era el encargado de sistematizar la informacíón de todos en el campamento, por lo que tenía un puesto privilegiado en el único edificio de material noble. Usaba una máquina de escribir eléctrica y un papel membretado con un logo que se le hacía demasiado parecido al símbolo masón. Lo único cierto para él era que ya estaba harto de todo lo concerniente a la Asociación. Cada vez le parecía un asunto más y más trillado. Le llegaba al pincho tener que vestirse con un buzo y un polo blanco y, aunque nunca había sido de los que prestan atención a las tendencias de la moda, la ropa del campamento de la Asociación le parecía un crimen de lesa humanidad. Todo porque a un tipo que se hacía llamar a sí mismo Presidente Gonzalo se le ocurría. Vaya tipo, pensaba Takeshi Kusunoki. Yo también formo mi propia pandilla, meto un poco de floro por aquí y por allá y me hago llamar a mí mismo Prensidente Rubén Blades o cualquier otra huevada. Esa misma noche, tras una larga conversación en la oscuridad, Willy le confesó que la única razón por la que seguía vivo era gracias al Presidente Gonzalo.
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